Muñecas rusas – Intermedio

El cuerpo de Clara tiembla en dos ritmos que se superponen. El ritmo de Ron encima, y demasiado escuálido, por un lado; el ritmo del castañeo de sus dientes, por otro lado, que impedido por la fuerza de sus mandíbulas cerradas se propaga por sus senos, por su abdomen y sus nalgas.
Los golpes de la cama contra la pared sólo incrementan su jaqueca y sus nauseas, Clara los empieza a contar…
Uno… Dos… Tres… Cuatro… Cinco… La ebriedad, demasiado rápido, pasó a ser una lucidez que encandila …seis…manchas naranjas que hacen doler detrás de los ojos …siete… y reencuentran a Claras …ocho… con la carnalidad de su cuerpo. Nueve…
Diezoncedocetrececatorcequincediesyseis…
Ron se levanta de la cama y con el primer paso tumba la botella de cerveza que está en el piso. Clara cierra los ojos; escucha a la cerveza salir a borbotones y penetrar en la alfombra, cierra los ojos más fuerte, Ron abrió la canilla, Ron se cierra algún cierre, Ron se va.
En lo poco que duerme, Clara sueña con una visita a un médico mezcla de dentista y ginecólogo que ella mira por encima de sus pechos y panza desnudos y además, se da cuenta de que con las piernas abiertas. Él le explica lentamente que ella es una matrioshka.